Por esa hora y media del día que tanto sentido otorga a toda una vida

Por esa hora y media del fútbol que me entusiasma y me engancha, por esos 90 minutos que adoro tener en mi vida cada mañana. Por esos 5.400 segundos que hacen que me sienta tan libre como esclavo soy de mi trabajo. Por esa dieciseisava parte del día que hace que coja las maletas, viaje 12.000 kilómetros y me aleje de mi Bermeo natal, de mi entorno, cultura, amigos y familia.

Por ese insignificante momento, a lo largo de lo que serán mis años de vida, que me quita tanta felicidad en muchos otros aspectos. Por ese escaso periodo de tiempo que no soy capaz ni tengo la oportunidad de disfrutar más cerca de mi hogar y de mi casa.

Por ese instante del día que tanto necesito, que me recuerda cada amanecer que lo que importa en la vida no es el mero hecho de haber vivido, y que son los cambios que hemos provocado en las vidas de los demás los que determinan el significado de la nuestra.

Por toda esa gente maravillosa que el fútbol ha traído a mi vida y que han hecho que esta sea más cálida, entrañable y agradable. Por todas aquellas personas que este deporte ha puesto en mi camino con objeto de probar cuál es la cantidad de compromiso y fidelidad que tengo hacia lo que son mis valores, mis principios y mi ética.

Por todos esos momentos en los cuales me equivoqué, y no hice las cosas bien, a pesar de no tener jamás una mala intención. Por esos 90 minutos, 5.400 segundos, por esa hora y media y por esa dieciseisava parte del día, hoy sigo pensando que «El fútbol no es el fin, el fútbol es el medio».

Manila (Filipinas), viernes 29 de abril de 2016