Foto: Manu Socarrás.

Tras cerca de algo más de tres meses sin aporrear el teclado de mi ordenador, la visita de Su Majestad a la ciudad de Milán, capital de la región de Lombardía fundada en el año 600 a.C, a la que pertenece el AC Milan, vuelve a ser una buena oportunidad para codificar las emociones en letras. Y fiel a mis rutinas de gestión del tiempo, he tenido que esperar a estar montado en el AVE, en el trayecto Sevilla – Madrid, para comenzar a movilizar mis dedos con agilidad. Todo tiene su momento y cada cosa su tiempo. Como el gol.

Tuvimos que esperar hasta jugar en San Siro para dejar de ser el único equipo de Europa que todavía no había perforado la portería contraria en los primeros 45 minutos de sus encuentros disputados. Que nadie les diga nunca jamás aquello de que el Betis no es un equipo de grandes gestas. En lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, e incluso en el Manquepierda. 

Acudimos al encuentro con una semana movida en la Ciudad del Betis, con polémicas en cuanto a nuestra mala y egoísta costumbre sobre la tenencia del cuero, con algún detenido por posesión al que le fue impuesta una condena de voleones forzados, e incluso con la práctica de un exorcismo.

Tampoco puedo dejar de mencionar la creación de una nueva versión de la letra de nuestro himno. Algunos se atrevieron incluso a cambiar esa parte que tanto le gusta al Tío Jon que dice: «Luz en la mañana y en la noche quejío y quiebro. Betis, musho Betis, en el mundo lo que más quiero” por otra que viene a decir: “Mandi a Bartra, Bartra a Mandi, Mandi a Bartra y al portero, así hasta mañana y en la grada el desespero. Betis musho Betis, posesión lo que más quiero”.  Espero que el Todopoderoso no nos castigue por ello, como cuando lo del robo de la Bicicleta del Amor 1.0.

Foto: San Siro.

¡Qué maravillosa ciudad! Ciudad de locos, Locos de la Cabeza. No pierdan nunca el sentido del humor. Con él se vive mejor y sin él… no hace falta que les diga que peor. Musho, musho peor.  Y ya de paso, tampoco se olviden de vivir con amor.

Con esto y con todo, muy pronto por la mañana, las legiones béticas comenzaron a pisar tierra en la región de Lombardía. Llegaron por tierra y aire, procedentes de todos los rincones del mundo. Incluso los que venían de lugares próximos como New York

Tras teñir de verde el Duomo, hacer oficial la toma con el cántico del himno (con la letra oficial) y deleitar a los allí presentes con una nueva versión verdiblanca de la canción de amor de Los Ronaldos «No puedo vivir sin ti», las legiones verdiblancas avanzaron hasta el Templo de San Sirotambién conocido como Giuseppe Meazza por los interistas.

El estadio “rossonero” y “Neoazurro” que rinde pleitesía a la frase de “I’arte di conviviere è I’l arte di vivere. Frase que en castellano viene a decir: “El arte de compartir es el arte de vivir”, y que es también un gran ejemplo de dualidad y de antagonismo, como lo es la ciudad del color especial gracias sus Betis o Sevilla, Murillo o Velázquez, Macarena o Esperanza  y Joselito o Belmonte. Tal y como escribiera Antonio Burgos: «Dos Sevilla, mejor que una. Dos Sevillas distintas y una sola Sevilla verdadera».

Volviendo a Su Majestad y al fútbol; si bien a mis 46 años todavía no sé lo que es jugar como un grande, de lo que no tengo ninguna duda es de que si sé que es jugar como el Real Betis Balompié. Es algo como salir con intención. Intención de ganar,  de presionar arriba, de jugar en campo rival, de dominar al contrario llevando el peso del encuentro. Algo como encomendarse a la suerte provocada por el acierto propio (en algunos casos también al desacierto) y nunca dejar a esta en manos del acierto o desacierto del equipo rival. El pasado jueves 25 de octubre de 2018 todo esto nos dio para ganar. Aunque no siempre nos da. A pesar de que nos ha dado y que nos da mas de lo que nos quita.

Foto: Con Eder Sarabia.

Y me alegro. Me alegro de que en esta ocasión nos diera. Me alegro por todos ustedes, por todos los Locos de la Cabeza y Béticos del Universo que allí se dieron cita, y también por aquellos que no pudieron acudir. Cuando emprenda la marcha hacia Ítaca y mire atrás sobre mis pasos, podré decir aquello de “Yo estuve allí aquel día. En Milán, en San Siro, con el Real Betis”. 

Volviendo a las dualidades y antagonismos; no los hubo en San Siro y la victoria fue bética. Una victoria justa pero corta. Será que me estoy volviendo bético, un bético exigente. La humildad ya venía conmigo, por aquello de que jamás olvido de dónde vengo ni hacia dónde me dirijo (Ítaca). Eso sí; la exigencia en su justa medida, porque entiendo que el secreto de la felicidad también reside en vivir con muchos deseos pero con pocas necesidades. Y es por este motivo que a pesar de que vivo para mis pasiones, estas viven bajo tutela, bajo la tutela de la razón y de la reflexión.

Aunque también es cierto que si una pasión se dominara del todo, dejaría al momento de serlo. Tal y como me dijo Gabino Carmona Colón en una ocasión: “Una pasión auténtica te envuelve en su ola hasta que te escupe en alguna de sus orillas”.  No pude más que contestarle: “No es más feliz el que más tiempo está en la ola, sino aquel que mejor la entiende y vive por y para ella». 

Y es por esta forma de vivir el fútbol y la vida, que las legiones verdiblancas, la toma del Duomo, la de San Siro y la conquista de Milán ya forman parte de las memorias de este mi maravilloso viaje hacia Ítaca. Un viaje en el que el fútbol no es el fin, el fútbol es el medio. Pase lo que pase, contra viento y marea.

¿La canción de hoy? En esta ocasión son dos: “Count on me”, de Whitney Houston y CeCe Winans, “Not that I have you”, de Luther Vandross y “Throught the rain”, de Mariah Carey. Canciones que siempre me recordarán a los días previos al partido, a Sevilla, al Betis, a la Europa League, a la conquista de Milán y a la toma de San Siro. Y lo harán por esa manía, también mía, de codificar no solo con letras las emociones, sino también con la música y las canciones. 

¿La frase del día de hoy? “Ni la vida ni la felicidad pueden lograrse persiguiendo caprichos irracionales. La racionalidad es la virtud básica del hombre, la fuente de todas sus demás virtudes» (Ayn Rand, La virtud del egoísmo). Desde algún punto entre las ciudades de Sevilla y Madrid como siempre con amor, mucho amor, el Tío Jon. Ese que algunos, tan solo algunos, conocen como Jon Pascua Ibarrola.