Y una vez más, como todos los 31 de diciembre, volvemos a despedir un año que se va para dar comienzo a otro que llega. Un año más vivido, uno menos que nos queda por vivir y un futuro incierto por delante. Y una vez más también, como todos los últimos 31 de diciembre, no podía dejar pasar la oportunidad de desearos un Feliz Año Nuevo a todos los que habéis estado ahí los últimos 365 días del año, no si antes agradeceros vuestra compañía.
Agradecimientos que extiendo a un 2016 que a pesar de que no ha sido fácil, me ha enseñado mucho y me ha ayudado a crecer en mucho aspectos. Un 2016 que trajo a mi vida una nueva aventura, esta vez en Filipinas, de la que he podido aprender muchas cosas. Casi todas ellas relacionadas con la teoría de la adaptación de Charles Darwin que dice aquello de «No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que mejor se adapta a los cambios”.
Personalmente el 2016 ha sido un año terrible en cuanto a eso, a cambios. Los he visto, vivido, sufrido y disfrutado de todos los colores. Echando la vista atrás puedo decir que el 2016 lo he vivido con una maleta en la mano. Ha sido un auténtico “Master” de adaptación a nuevos entornos y a un estilo de vida al que en su día denominé “vivir en el alambre”. Ha sido también el año de la “aceptación” (que no resignación) y de comprender que las cosas son como son, que no siempre pueden cambiarse y que lo inteligente es aprender a vivir con ellas. Todavía estoy en el proceso.
Cuando consigues mantener la estructura en equilibrio aparece un nuevo elemento y tienes que ajustar los parámetros de nuevo. Eso si, lo haces con la ventaja que te otorga la experiencia. Sigo dándole duro para que todo encuentre su sitio. Vivir como un “nómada» también desgasta. Es agotador por momentos. Ha sido un 2016 de búsqueda de un equilibrio, de “Yin” y “Yang”, las llamadas fuerzas fundamentales opuestas y complementarias que se encuentran en todas las cosas. No obstante al 2016 sólo puedo que darle las gracias, sobre todo porque he tenido algo que valoro muchísimo: tiempo.
¿Al 2017? Además de pedirle salud, para mi y para los que me rodean, me voy a permitir el lujo de pedir un poco más de equilibrio para mi mundo. Desde la República Independiente de Bermeo a los que ya estaban en mi vida decirles que me alegro de que sigan estando, a los que entraron que espero que mi llegada a sus vidas haya merecido la pena y a los que vendrán decirles que los espero con los brazos abiertos
¿La frase del día de hoy? “Nadie puede volver atrás y comenzar de nuevo, pero cualquiera puede comenzar hoy mismo y hacer un nuevo final” (María Robinson). Dedicada a todas esas personas auténticas, sencillas y transparentes que viven su vida con el corazón. Desde Bermeo como siempre con amor, mucho amor, ese que algunos, solo algunos, conocen como Jon Pascua Ibarrola.
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