Tal y como dijo en una ocasión Paulo Coelho: “El que está acostumbrado a viajar, sabe que siempre es necesario partir algún día”. Llegó el momento, llegó la hora, y tras dos meses en Filipinas toca soltar el ancla, agarrar el timón, ajustar las velas y poner rumbo a España.
No por mar, ni por tierra, sino por airé, dando comienzo a la travesía surcando el cielo del sudeste asíatico. Manila – Hong Kong – Londres – Bilbao serán el itinerario. Cerca de 18 horas de avión y 2 escalas de 1 hora y 2 horas respectivamente, que harán que vuelva a pisar la República Independiente de Bermeo (Tierra Santa), sobre el mediodía de mañana lunes 16 de mayo.
Esta vez las horas de adelanto me darán cierta ventaja, y tras salir de Manila a las 21:00 horas de la noche de hoy domingo, mi llegada al aeropuerto de Bilbao será aproximadamente a las 11:30 horas de la mañana del lunes. De nuevo, una vez más, volveré a España con la satisfacción de haber realizado el trabajo con la mayor profesionalidad, cariño y amor del mundo, y con la sensación de haberlo disfrutado. Mejor dicho, con la satisfacción y certeza de haber sabido disfrutarlo.
Han sido dos meses intensos, diferentes, exóticos, imprevisibles y trabajados, muy trabajados. 60 días que han tenido un gran impacto en mi vida y que hacen que pueda afirmar que no soy la misma persona que cuando llegué. Vuelvo con una mochila cargada de enormes experiencias, y que han sido como una especie de  examen final o tesis doctoral de fin de carrera de todo lo aprendido durante estos últimos cinco años en África.
La vida ha vuelto a colocarme un sin fin de situaciones, delante de mis narices, similares a las vividas en muchas ocasiones en Sudáfrica. Por un lado como si quisiera ponerme a prueba y ver que es lo que traía aprendido de mi anterior experiencia, y por otro para volver a enfrentarme a aquellas situaciones vividas una y otra vez que no fueron bien gestionadas y me superaron. Uno nunca deja de aprender, sobre todo si está receptivo y abierto a ello y si esta interesado, como no, en intentar descubrir el “porqué” de la cosas.
La vida y el destino pusieron a Filipinas en mi camino por algo, y me siento muy agradecido por ello. En lo deportivo y en cuanto a mi colaboración con el Global FC: 3 partidos de Copa de cuartos de final, semifinal y final que acabaron con el club haciéndose con la UFL Cup 2016 y cuatro partidos de liga en los cuales el equipo consiguió un pleno de 12 puntos. Hoy montaré en un avión sabiendo que no soy el mismo que aterrizó en Manila hace apenas dos meses.
Y lo haré con el orgullo de saber que lo hemos conseguido de nuevo; que hemos vuelto a crear un departamento de porteros implicado, comprometido y entregado, dejando en Filipinas un legado y una cultura de entrenamiento que seguro va a perdurar en el tiempo. El “give me love” y el “give me happiness”, volvieron en Filipinas a los campos de entrenamiento, al igual que lo hicieron durante 5 años en África.
Y ¿Ahora? Pues toca esperar a la siguiente aventura para hacer buena la frase de “Allá donde me lleven mis pasos, un te quiero y un abrazo”. ¿La frase del día de hoy? “En la incertidumbre encontraremos la libertad para crear cualquier cosa que deseemos” (Deepak Chopra). Desde Filipinas, a este otro lado del mundo como siempre con amor, mucho amor el “Profe” o el “Principe de Taguig”, también conocido por algunos, solo por algunos como Jon Pascua Ibarrola.
Foto: El departamento de porteros de Global FC compuesto por Patrick, Jun Jun y Nick, junto a Jorge (entrenador de porteros) y un servidor (portada y arriba). Durante uno de mis habituales «The Sky is The Limit» sobre estas líneas).