El pasado sábado 13 de junio tuve la oportunidad de acudir en calidad de ponente al I Congreso del Portero de Fútbol de Villafranca del Penedés. Un evento futbolístico en el que, como siempre, pude dar fe del hecho de que en mi vida el fútbol no es el fin sino el medio. Una jornada maravillosa que no cambiaría por participar en el mayor y más reconocido evento futbolístico del mundo. ¿La razón? Compartir y coleccionar momentos con gente que te recuerda lo maravillosa que es la vida.
No hubo hotel de 4 estrellas, ni personas importantes del mundo del fútbol, ni lujos. Fue uno de esos días en los cuales sientes un tremendo respecto hacia la gente que te rodea, y no por el club en el que trabajan y la categoría en la cual desempeñan sus funciones, sino por la calidad humana de las personas que participaron en el evento.
Jamás podré agradecerle al señor Francisco Alvaredo, al cual desde hace algún tiempo lo tengo por amigo, que me abriera las puertas de su hogar (mejor dicho del de su suegra), y me diera la oportunidad de compartir el techo con Javier Marqués Castillo, su hijo Javier Junior, Tomás Lafuente Lacueva, un uruguayo llamado Gabriel Peluffo (más conocido como Porteros Mallorca) y con Marc Gamón Gil, el joven que me recogió del aeropuerto de Barcelona e hizo las labores de taxista.
Una jornada de fútbol que se convirtió en una de esas maravillosas jornadas de convivencia, de unir lazos, de crear vínculos de amistad, de energía, de amor y de vida. Cual fue mi sorpresa que la noche del viernes (la de mi llegada) el señor Peluffo, me regala un libro. Y mi asombro fue mayor cuando ví que ese libro, afortunadamente, no era de fútbol.
¿El título? El camino de las lágrimas, de Jorge Bucay. Es ahí cuando uno se da cuenta de que realmente la gente, a pesar de la distancia, te conoce mejor que tus propios amigos. Al día siguiente, el del Congreso, pude enfundarme la camiseta del CD Roda, por cortesía de Javier Marqués Castillo, con el que tenía contacto a través de las redes sociales pero no conocía en persona, igual que sucedía con Gabriel. Apenas dormimos 5 horas las noche previa al Congreso, y acudir con sueño a éste mereció realmente la pena.
También es verdad que no necesitaba preparar la ponencia pues no iba a hablar de fútbol, sino de una manera de entender, vivir y disfrutar la vida, con lo que las pocas horas de sueño no iban a afectar el desarrollo de ésta. El fútbol, no fue el protagonista, lo fue la vida.
La noche posterior al congreso es de esas que uno no olvida en la vida. Diluvio universal incluido, que dio fin al sábado de un fin de semana, conocido como el de la “marca del zorro”, pasado por agua.
Nada más levantarme de la cama recibí mi tercer regalo (bastantes más que los obtenidos en mis cinco últimos cumpleaños, tantos como 3 más) de la mano del anfitrión. ¡Un nuevo libro! Para mi alivio tampoco tenía nada que ver con el fútbol. ¿El título? El guerrero pacífico. Un libro en el que aparece una frase que cito en muchas ocasiones, y que dice aquello de; “La felicidad está en el camino y no en el destino”.
Y un libro que, junto al regalado por Gabriel, leeré tras finalizar el que tengo en las manos en estos momentos, titulado; “El poder del ahora”. Esa mañana, la del domingo posterior al congreso, la recordaré toda mi vida. Desayunar unos huevos fritos con una butifarra mientras hablas de la energía de las personas, del destino, del amor y de las almas, tiene para mi más interés que la mejor de las ponencias del entrenador de porteros más prestigioso del mundo.
Matilde, compañera de viaje de mi amigo Francisco, nos acompaño en el desayuno y me hizo corroborar que la frase de “En esta vida todo lo que das, te lo das” es cierta como la vida misma. ¡Usted se la merece Don Francisco! Un desayuno, el nuestro, que hubiera tenido más audiencia que los tan famosos “Desayunos de Telecinco», en el cual filosofamos de la vida a un nivel que pocos son capaces de soportar, y sin decir ni una sola vez las palabras balón, portero, o fútbol.
Una mañana que me sigue recordando que el fútbol para mi no es el fin, sino el medio, y lo maravilloso que es cruzarte con gente con las mismas inquietudes, visión y misma filosofía de vida. Como la famosa serie de “Héroes”, aquella en la cual las personas con super poderes iban encontrándose unas con otras, las emociones, la energía y el amor hicieron que para nosotros se produjera también ese encuentro.
Siempre  estaré agradecido a la vida por haberlos puesto a todos y cada uno de ellos en mi camino. A Tomás Lafuente, que me alegró la mañana nada más salir de la cama. A Marc Gamón, por ser un tipo de esos al que le confiarías a tu hermana, o incluso a una ex novia. A Javier Marqués Castillo, por su buen humor y su sencillez. Y su hijo Javier Junior, que es capaz de comerse cuatro pizzas y decir ¡Tengo hambre!.
A Gabriel Peluffo, un tipo con un una gran vida interior e interesante como ninguno. A Matilde Hernando, por la tranquilidad y paz que transmite, directamente proporcional a la bondad y generosidad de Francisco, su compañero de viaje y mi amigo. Por esto y por todo, no pude dejar escapar más de una lágrima en un par de ocasiones.
La primera al dejar al entrañable uruguayo en la Terminal 2 del aeropuerto de Barcelona, y la segunda al despedirme de Francisco, esta vez en la Terminal 1, antes de coger el avión rumbo a la República independiente de Bermeo. Siempre agradecido tanto a vosotros, amigos, como al resto de ponentes y participantes en el Congreso, así como a todos los miembros de la organización que hicieran posible reunirnos a todos para disfrutar de la que fue una inolvidable jornada. Gracias con todo mi corazón.
¿La frase del día de hoy? «Todos aprendemos de todos. Todas las personas que se han cruzado en nuestro camino son nuestros maestros y a la vez nosotros de ellos. Nada es casualidad, solo son experiencias que tenemos que vivir y aprender; si no aprendemos de ello, lo volveremos a vivir una y otra vez hasta que seamos conscientes de la enseñanza que hay en cada situación que se nos presenta. No podemos controlar el estado emocional de las personas que nos rodean, ellos viven su propio proceso, sin embargo, el hecho de que tú estés en armonía hace que seas una influencia positiva para ellos. Esa es la mejor aportación que podemos dar a los demás» (Siria Grandet).
Jon Pascua Ibarrola
Bermeo, jueves 18 de junio de 2015